viernes, 16 de enero de 2009

Un espectáculo lamentable


Por Alvaro Vásquez del Real

La fijación del nuevo salario mínimo tiene todos los rasgos - entre vergonzosos y ridículos - de un sainete de la peor especie. Esta llamada «concertación salarial» es cada vez más un engaño y una simple apariencia de negociación por parte del Gobierno y de los empresarios. En últimas, éstos aspiran a suprimir el señalamiento del salario mínimo que en fin de cuentas es una modesta limitación de su abusivo poder para fijar la remuneración laboral. Asisten de mala manera a la ceremonia anual de sentarse a la reunión conjunta de trabajadores, patronos y Gobierno.

En esta ocasión, los llamados gremios pasaron de la alevosa proposición de fijar el aumento del salario mínimo por debajo del nivel de inflación de 2008 a la grosera actitud de abandonar abruptamente la mesa sin aceptar siquiera la discusión sobre su propuesta.

Por su parte, el Ministro del Protección Social no jugó otro papel que el de justificar la pretensión de los representantes del capital. Y en definitiva, acogió, con descarada parcialidad, la imposición de los empresarios, pasándose por la faja las leyes y la Constitución, así como la doctrina de la Corte Constitucional. Comprobando, una vez más, el carácter subalterno de este Gobierno ante los intereses de los gerentes de los monopolios capitalistas, beneficiarios y sostenedores del flamante mandato uribista.

Alrededor de este episodio los medios han montado todo un show que debe hacer reflexionar a los dirigentes de las centrales sindicales, quienes de cierta manera se prestan para estos enjuagues, que nada tienen que ver con las tradiciones y la independencia de la lucha obrera y popular.

El aumento reconocido ni siquiera se hizo sobre la base del alza del 9% que calculó el DANE para el costo de vida del 2008 en la franja de los que ganan el mínimo. De lo que resultó un salario mensual de $496.897. Y, en el colmo de la generosidad, el Ministro lo elevó en tres pesos más, para llegar a $496.900. ¡Luego de un paso de comedia en el que participaron funcionario y gremios, se trató de elevarlo en cien pesos más, lo que en fin de cuentas no se hizo!. Todo lo cual muestra un espectáculo ridículo, así como la estrechez y la mezquindad de nuestra clase dirigente.


Pero además, a pesar de que en anteriores cálculos se había incluido el aumento de la productividad, en esta ocasión, según concepto de Planeación Nacional, en el año 2008 no solo no creció la productividad «sino que pudo haber caído ligeramente». Criterio que no tiene ningún asidero, puesto que la revaluación del peso en el primer semestre del año 2008 facilitó a los empresarios comprar todo el reequipamiento de los llamados bienes de capital, con lo cual ha aumentado ampliamente la productividad del trabajo, desmintiéndose así el falso dato de Planeación.

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