jueves, 27 de marzo de 2008

Contra la cizaña y la bajeza


Notas de Juan Cendales


Explotó ayer en el Senado colombiano el debate contra Piedad Córdoba. Pero no porque hubiera sido convocado y existiera un acuerdo para hacerlo. El debate surgió de imprevisto. Producto de la actitud provocadora, ladina y retrechera de la presidenta de la corporación, Nancy Patricia Gutiérrez.





Escudándose en unas supuestas o reales cartas que le han llegado donde supuestas o reales personas se preguntan si Piedad Córdoba ha pedido permiso para sus frecuentes viajes al extranjero y sobre la financiación de estos viajes; la presidenta del Congreso abordó así, a través de supuestos terceros; todo el odio y la rabia que sienten contra Piedad. Ya en anteriores ocasiones y por diversos medios Gutiérrez había expresado en forma soterrada, dudas sobre la integridad de Piedad Córdoba, acusándola de ser vocera o integrante de las farc.



De esta manera baja y ruin. Sin mirar a la cara y hablando en nombre de supuestos terceros, sacó Nancy Patricia Gutiérrez todo el odio racista y toda la rabia visceral que la extrema derecha guerrerista siente contra Piedad Córdoba y contra todo aquel que se atreva a disentir del credo uribista.



Junto a la presidenta del Congreso se alzaron otras voces iracundas. Voces de sus colegas uribistas. Voces llenas de resentimiento. Las voces de la guerra, de la insolidaridad y del oscurantismo. Pero siendo las voces de las llamadas mayorías que a pupitrazo bestial han aprobado leyes y esperpentos eran voces a la defensiva. Voces sin argumentos de quienes saben que son culpables. De quienes saben que hoy pueden estar vociferando en el Congreso y que mañana pueden estar en la cárcel. Como ya le ha pasado a algunos de quienes eran los más radicales y furibundos congresistas del uribismo pero que escondían el horroroso pecado de ser cómplices de los asesinos de la motosierra.




Pero ayer los detractores y señaladores quedaron señalados. Junto a su indecencia y su bajeza se levantó grandiosa y elocuente la voz de la oposición. Senadores del Polo Democrático, del Partido Liberal, minorías indígenas y hasta uno que otro uribista en trance de arrepentimiento se plantaron firmes y solidarios con Piedad Córdoba. Y esta solidaridad expresa hoy la más humana y noble de las solidaridades. La que se tiene por el Acuerdo Humanitario y el fin del drama de los secuestrados del que el uribismo es acérrimo enemigo. Esclavos de las encuestas sienten, en sus almas retorcidas y ruines, que el 71% de favorabilidad que el pueblo colombiano siente por Ingrid Betancur sea una peligrosa rivalidad para las pretensiones reeleccionistas de Uribe. Porque así de calculadores y ruines son las llamadas mayorías parlamentarias del uribismo que representan el clientelismo, la corrupción, la parapolitiqueria y el fascismo.



Pero gracias a ellos Piedad pudo sentir anoche que no está sola.



Y que tampoco están solos los retenidos.


A pesar de las dentelladas de las jaurías uribistas.



Quien ganó y quien perdió en el debate a Piedad Córdoba.


Todos los parlamentarios no comprometidos políticamente con ninguna de las dos senadoras coinciden en que Piedad ganó, y ganó por nock out.

¿Por qué le fue mal a Nancy Patricia, según la mayoría de sus colegas?

Porque, dicen, fue un debate que pareció tan precipitado como improvisado. Ni un documento, ni una prueba, ni un video, ni una grabación, ni un testimonio, ¡nada de nada!

Un discurso mal pronunciado. La señora presidenta del congreso apareció ante todos como totalmente impreparada para el debate, y sus argumentos fueron muchas veces ingenuos.

Jamás tuvo fuerza y su intervención estuvo llena de lugares comunes. Mal, la honorable y querida presidenta del congreso.

En cambio Piedad estuvo tranquila, serena, y sus explicaciones y respuestas tuvieron lógica, a pesar de no haber sido citada para el debate.

No utilizó palabras agresivas contra nadie, a excepción del duro juicio que hizo contra el gobierno al señalar que el actual es un Estado mafioso, donde más del 20% de los parlamentarios tienen problemas judiciales.

De sus ataques no se salvaron ni miembros de la fuerza pública, a quienes la justicia ha señalado como cómplices de masacres. Liberales como Juan Manuel Galán y Héctor Eli Rojas, asumieron una vigorosa defensa de la senadora.


Conclusión del debate: ganó lejos Piedad y se confirmó una vez más que al caído no hay que caerle.




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Por: TeleSUR Fecha de publicación: 26/03/08
26 mar 2008.- La senadora colombiana Piedad Córdoba reiteró la denuncia de un plan para asesinarla, y responsabilizó al ministro del Interior de su país, Carlos Holguín, de instar a hacerlo. Siga..


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