domingo, 22 de junio de 2008

Garantías para la oposición pide Carlos Gaviria

El periodista y director del Nuevo Siglo, Juan Gabriel Uribe, entrevistó al presidente del Polo Democrático, Carlos Gaviria, en el programa ¿qué está cocinando Dartaganan?.

Gaviria señaló, entre otras cosas, que por más esfuerzos que se hagan para equilibrar la parapolítica con la farcopolítica, "no lo van a lograr". Reiteró su confianza y solidaridad con los congresistas del Polo a quienes la Corte investiga en este momento.

Sobre la ’Yidispolítica’ dijo que le sorprendería que entre los culpables no se hallara el Presidente Uribe, pero que "desde luego lo admitiría".

Por su extensión las hemos separado en tres partes. Por favor haga clic en cada una de ellas.



Martes 17 de junio de 2008






Carlos Gaviria en cocinando con D'artagnan (II)



Carlos Gaviria en cocinando con D'artagnan (III)



CAJAMARCA, TOLIMA, EN LA ENCRUCIJADA


Por Nelson Lombana Silva

El municipio de Cajamarca, al occidente del departamento del Tolima, es considerado "la despensa agrícola de Colombia" por su rica producción que surte a corabastos en Bogotá y otras ciudades del país.

Cuenta con 19.754 habitantes, diez barrios, 47 veredas y un área de 497 kilómetros cuadrados. Su alcalde, Guillermo Rodríguez Moreno, es un campesino demócrata, pacifista y amante del progreso y el desarrollo comunitario.

Esta comunidad está inmersa en una problemática socio económica bastante compleja, porque de un lado es escenario de una mina de oro, cuyas expectativas la hacen como una de las más grandes y poderosas del mundo, se desarrolla allí el megaproyecto de la construcción del túnel y la ampliación de la calzada, pero también está prácticamente a merced del volcán Machín, la estrechez para extenderse el pueblo, la aguda militarización y la presencia paramilitar.

De esos temas consultamos al mandatario.

Alcalde, ¿Qué ha generado la expectativa entorno a la mina de oro?

La expectativa entorno a la mina de oro, ha generado muchas inquietudes y hasta controversias sobre la efectividad y la solución de la problemática social y la generación de empleo. Siga..

Coincidencias fatales
Por: Ramiro Bejarano Guzmán

PUEDE QUE SEA PARANOIA, PERO los montajes contra personas incómodas o críticos del Gobierno, son ya demasiados. La primera coincidencia de tan malhadados sucesos, es la de que todos empezaron a tejerse a partir de que Uribe y sus cercanos enfrentan líos judiciales. Siga..

1 comentario:

  1. PETRO O EL DELIRIO DE LOS TRÁNSFUGAS

    Desconciertan las recientes afirmaciones del Senador Gustavo Petro, cuyo fervor por constituirse en una alternativa presidencial parece incitarlo a tomar posiciones ambiguas y politiqueras.
    Nada distinto de las tránsfugas personalidades colombianas, que frente a un enemigo común como la re-reelección de Uribe, por ejemplo, en vez de combatirlo fortaleciendo sus principios colectivos, prefieren saltar de sus partidos a aventurarse solitos en la construcción de un imperio propio.

    Colombia se encuentra en el proceso de definir un escenario político de talantes ideológicos nítidos, para superar el nefasto legado del Frente Nacional, que nos acostumbró a entender la política como la ciencia de generar alianzas indiscriminadas para ‘repartirse la marrana’, y a injuriar la oposición política como ‘apátrida’ o ‘terrorista’.
    Esa es la fuente de la muy nuestra cultura de la ilegalidad y la trampa, abono perfecto para que el narcotráfico y los ejércitos privados se hayan aposentado progresivamente en las regiones, hasta apropiarse finalmente del Estado.

    Nuestros prohombres, habituados a esconder sus muy escasas ideas como requisito para convocar ‘Acuerdos Nacionales’, nunca aprendieron que la mejor manera de integrar y generar mayorías –por lo menos la manera más leal con la democracia –, es postular y defender públicamente alternativas ideológicas y programáticas.

    En esa perspectiva es importante que el discurso de Uribe se consolide en una opción de partido político de largo plazo, traduciendo en pensamiento la brava fuerza que ha gobernado a Colombia sin permitir alternancia y autodenominándose como la encarnación del Estado, o de ‘la Patria’.

    A cambio de ideas, en el centro de la mentalidad frentenacionalista hay Mesías que con un mínimo de carisma y la confianza de la maquinaria política y financiera, han ejercido de personas-partido o de personas-país. Y Gustavo Petro encarna los supuestos de ese quehacer político.

    Acomodándose con arengas evasivas a la buena estrella de la ‘seguridad democrática’ y al tradicional ‘Acuerdo Nacional’, su discurso resulta una suplica al régimen para que avale sus aspiraciones.

    Petro se ha dedicado a hacer política con temas escandalosos y maniobras mediática no siempre exitosas, cómo cuando tuvo que pedir disculpas públicas al Coronel Plazas, por la falsa aseveración de que él era uno de los militares presentes cuando lo torturaron en sus épocas de guerrillero.

    Y aún le quedan disculpas pendientes a Petro, por la mala intención de capitalizar a favor de sus ambiciones políticas su condición de victima y de ‘rebelde’. Una tendencia muy de moda en la izquierda, cuyos miembros aún insisten en pedir perdón por haber sido niños abandonados o por sus tristes años de estrato cero, convencidos de la estrategia de mostrar la herida para obtener votos.

    En la mejor tradición política colombiana, Petro propone convocar al conglomerado de egos nacionales para encontrar entre ellos al ‘único’ contendor de Uribe, contrariando así la urgente necesidad del país y de la izquierda por consolidar partidos de tradición ciudadana, orientados a implicar a las redes sociales en sus derechos y deberes democráticos; antes que insistir en la tradición de candidatos híbridos y ‘únicos’, que, en ausencia de una sociedad civil con criterio político, han decidio confundir la política con el heroico espectáculo de ‘exterminar’ enemigos.

    Finalmente, Petro tendría que explicarnos cómo es la izquierda del siglo XXI en la que dice militar, y cuál es su diferencia con el gamonalismo colombiano y con el reino del mercado como ideología.

    Mientras eso pasa, seguiremos esperando las ejemplares ‘reservas morales y democráticas’ que el mismo Petro anhela: personas que transmitan grandeza y generosidad a la cicatera política colombiana, personas que nos digan la verdad, que no se envilezcan con las mieles del poder y que, sobre todo, no se ruboricen por sus convicciones. Personas que Gustavo Petro no parece simbolizar.
    Marlene Singapur
    msingapur@yahoo.es

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gloriainesramirez06@gmail.com